Escándalo, alarde, trasgresión. Hélice, palanca, lanzadera. Brazo del aire, roca suspendida. Jardín en llamas, deshuesadero, territorio de voces. Diálogo entre la materia y la energía que la vuelve perdurable, Aspa viento reúne nuestras tentativas por generar una zona expresiva mutua, por desautomatizar nuestros procesos creativos a fin de amalgamar palabra e imagen en el espacio virgen de la hoja o el cuadro.
A diferencia de artes como la danza, el teatro o incluso la música, que en el escenario y frente al espectador suelen combinar sus lenguajes particulares a favor de una obra compartida que las justifique, literatura y pintura son formas de expresión tan independientes que, en la mayoría de los casos, sólo interactúan para ilustrarse. Así, es frecuente que un artista plástico acompañe de grabados una novela o que un poeta escriba a partir de una pintura; es decir, que la obra plástica concluida inspire o motive la creación literaria o viceversa.
Nuestra búsqueda es distinta. En vez de ilustrar poemas con imágenes o cuadros con texto, hemos asumido la tarea de armonizar nuestros medios expresivos más elementales, de hacerlos coincidir sin jerarquías en la creación simultánea de objetos híbridos, en los que coexista la energía poética de ambas disciplinas.
La serie se conforma de cuatro estancias, cuatro senderos donde la poesía es mirada, leída la pintura. Piedremas alude a la sugestión de lo fortuito, de lo encontrado bajo el zapato. Las rugosidades o planicies de las piedras revelan los signos que en ellas palpitaban, la sustancia primigenia que les era propia. A partir del trazo mínimo, la materia devela sus coincidencias y contradicciones en el territorio del lirísmo. Tu cuerpo está compuesto por doce haikús enmarcados en sendos dípticos, que simultáneamente aluden a los fragmentos, visibles e invisibles, inanimados o intangibles, del cuerpo femenino, en un tributo al simbolismo de sus múltiples aristas. Huelga decir explora en el espacio blanco la mutabilidad de los signos: la plasticidad de la grafía y la discursividad del trazo. El resultado es un conjunto de poemas visuales en los que, mediante la abstracción, la palabra asume la inmediatez de la imagen. Finalmente en Aspa Viento, el poema en prosa hace de la saturación verbal un torbellino que estrae las raíces del lenguaje y potencia la expresión plástica. El cuadro, que funge como cédula del poema, sustrae o propone una palabra de cada segmento para reelaborarlo: fruto replegándose en semilla.
Las cuatro vertientes de Aspa Viento son los cardinales de ese tercer lenguaje que se agita entre la voz y la mirada. A partir de la obra conjugada, el espectador-lector creará sus propias certidumbres y conjeturas, su propia versión de las aspas, surtidores o navajas que en el viento hacen germinar el relámpago de los sentidos.
A diferencia de artes como la danza, el teatro o incluso la música, que en el escenario y frente al espectador suelen combinar sus lenguajes particulares a favor de una obra compartida que las justifique, literatura y pintura son formas de expresión tan independientes que, en la mayoría de los casos, sólo interactúan para ilustrarse. Así, es frecuente que un artista plástico acompañe de grabados una novela o que un poeta escriba a partir de una pintura; es decir, que la obra plástica concluida inspire o motive la creación literaria o viceversa.
Nuestra búsqueda es distinta. En vez de ilustrar poemas con imágenes o cuadros con texto, hemos asumido la tarea de armonizar nuestros medios expresivos más elementales, de hacerlos coincidir sin jerarquías en la creación simultánea de objetos híbridos, en los que coexista la energía poética de ambas disciplinas.
La serie se conforma de cuatro estancias, cuatro senderos donde la poesía es mirada, leída la pintura. Piedremas alude a la sugestión de lo fortuito, de lo encontrado bajo el zapato. Las rugosidades o planicies de las piedras revelan los signos que en ellas palpitaban, la sustancia primigenia que les era propia. A partir del trazo mínimo, la materia devela sus coincidencias y contradicciones en el territorio del lirísmo. Tu cuerpo está compuesto por doce haikús enmarcados en sendos dípticos, que simultáneamente aluden a los fragmentos, visibles e invisibles, inanimados o intangibles, del cuerpo femenino, en un tributo al simbolismo de sus múltiples aristas. Huelga decir explora en el espacio blanco la mutabilidad de los signos: la plasticidad de la grafía y la discursividad del trazo. El resultado es un conjunto de poemas visuales en los que, mediante la abstracción, la palabra asume la inmediatez de la imagen. Finalmente en Aspa Viento, el poema en prosa hace de la saturación verbal un torbellino que estrae las raíces del lenguaje y potencia la expresión plástica. El cuadro, que funge como cédula del poema, sustrae o propone una palabra de cada segmento para reelaborarlo: fruto replegándose en semilla.
Las cuatro vertientes de Aspa Viento son los cardinales de ese tercer lenguaje que se agita entre la voz y la mirada. A partir de la obra conjugada, el espectador-lector creará sus propias certidumbres y conjeturas, su propia versión de las aspas, surtidores o navajas que en el viento hacen germinar el relámpago de los sentidos.
- Texto original, publicado en el catálogo de la exposición "Aspa Viento”, 2008, México.
- Ver imágenes en jordiboldo.com en el apartado de Galerías / Aspa Viento.
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