30 de enero de 2013

La memoria de las cosas



 La memoria de las cosas, Jordi Boldó, Ediciones Monte Carmelo y Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Primera edición, 2013. Editor: Francisco Magaña. 152 pp.

A Esmeralda

Este libro es un dibujo de mí mismo, un autorretrato disperso y errático de mi vida fragmentada. Le di forma reescribiendo, empalmando y podando varios apuntes y notas sueltas que acumulé con los años. Es un caprichoso conjunto de textos breves que intentan seguir, más o menos, un orden temático, pero cuidando no alterar la naturaleza absurda y contradictoria de la memoria y la reflexión cotidianas. El resultado final viene a ser un espacio de confesión, revelación, esclarecimiento y redención, cargado de experiencias, evocaciones familiares e impertinencias. Ese es el espíritu de estos relatos —algunos reflexivos, otros no tanto— soltados abiertamente, un poco sin rumbo, y atrapados en los engaños del recuerdo y la razón. A veces miento o exagero un poco, sólo un poco, para hacer más interesante la lectura, pero también porqué me gusta ver y contar las cosas, no tanto como son, o como fueron, sino como me hubiera gustado que fueran. Con estos íntimos apuntes —algunos ilustrados con fotografías y pequeñas viñetas, como lo hacía en los cuadernos de mis primeros años de escuela—, confirmo que la fragmentación y la dispersión siempre han sido parte de mí, aunque creo que estas cualidades son, sobre todo, propias de nuestro tiempo.


No tengo ninguna pretensión literaria, yo sólo sé contar cosas sin imaginación, al borde de la literalidad. Escribo para entretenerme y porque me gusta pensar por escrito en el sentido de la vida y en mi oficio de pintor. He pasado muchas horas a solas ocupado en estas páginas; fue fabuloso, he podido hacer un viaje adentro de mí, aunque allí tampoco encontré nada especial. Escribir ha sido un bálsamo, una especie de remedio al desasosiego y a la melancolía. Puede que sea una tontería haber publicado estas lucubraciones que quizá hubieran debido quedarse guardadas en el ámbito privado, pero algo me impulsó a compartirlas. Este es un libro que, a retazos, cuenta —a veces con ironía, a veces con seriedad— parte de mi vida, mi trabajo y mi forma de pensar.

26 de enero de 2013

De fracasos


 

Hay dos formas de fracasar: una, ante los demás, y otrala verdadera— ante uno mismo. 

2 de enero de 2013

La fama



No hay como poder pasear sin estorbos de miradas ¡Que tonto es soñar con la fama!

1 de enero de 2013

Memoria y horizonte (instalación)



Piezas realizadas espontáneamente en barro. Serie que evoca uno de mis juegos favoritos en la infancia: la construcción de ambientes y ciudades.
Ejercicio de la memoria inspirado en los juguetes de armar, que me llevó intuitivamente a recuperar antiguas sensaciones con estructuras y ordenamientos de formas geométricas y volúmenes elementales, para, finalmente, imaginar un nuevo y desenfadado “horizonte arqueológico” de múltiple combinatoria.

Serie conformada por ciento treinta piezas, armable de muchas maneras, y que representa una pequeña y cambiante mirilla o rendija de observación al pasado, a lo olvidado.

La experiencia de haber producido este conjunto resulto ser un emocionante y alentador paseo por mi interior que nació por el simple deseo de escarbar en aquellas experiencias iniciales de mi niñez y de profundizar en el espíritu del juego. Y todo, a través de un primer contacto, y de un diálogo ritual con el barro, práctica milenaria asociada a los orígenes del hombre, a su memoria y al paso del tiempo. Con este trabajo, constaté que el barro tiene la capacidad de expresar, como ningún otro material, lo prístino y lo esencial, porque sus elementos son tan puros y poéticos, como la tierra, el agua o el fuego.


Jordi Boldó / Memoria y horizonte (instalación) / Cerámica de alta temperatura (stoneware) / 130 piezas, medidas variables, aproximadamente 5m2.