22 de septiembre de 2015

Por si las moscas

 

Aunque no vislumbro un mejor futuro para mi vocación, procuraré no perder el ánimo y seguir pintando. Pintar sigue siendo mi pasión, y hasta hace poco era para mi como una fiebre; pintaba obsesivamente cada día. Hoy no siento la misma motivación, y lo atribuyo a que las cosas han cambiado demasiado y la pintura ha dejado de ser una tarea importante en nuestros días. Me tranquiliza saber que he hecho lo que quería, que he cumplido (en parte) con el compromiso. Como veo las cosas, seguiré insistiendo, pero con menos ahínco. Pienso tomar un poco de aire y, por si las moscas, conservar una distancia saludable con la pintura. Creo que es algo sensato mientras cambian los vientos, y si no, para irme aclimatando a lo que bien podría ser, sino un rotundo fracaso, si un triste cambio de vida.