Por Román Luján
“A quien corresponda:
Cartas guardadas en el baúl de los arrepentimientos, en el cajón de lo “no dicho”. Espejos blancos donde el pensamiento distribuye lentamente sus esqueletos, sus pieles todavía frescas, casi vírgenes. Bombas de tiempo que la marea del azar lleva a las manos de quien no quería recibirlas.
Sobre el papel, los espacios en blanco forman en Correspondencias una zona sagrada, una atmósfera amniótica donde flotan los segmentos de un diálogo que nunca llegan a eslabonarse por completo, que huyen apenas al rozarse; trazos y figuras bajo el encantamiento del vértigo, que buscan su consumación, su forma perdurable, en el ascenso o la caída.
Sobre el papel, los espacios en blanco forman en Correspondencias una zona sagrada, una atmósfera amniótica donde flotan los segmentos de un diálogo que nunca llegan a eslabonarse por completo, que huyen apenas al rozarse; trazos y figuras bajo el encantamiento del vértigo, que buscan su consumación, su forma perdurable, en el ascenso o la caída.
En esta serie, Jordi Boldó nos convoca a “mirar entre líneas” el núcleo de sus propios abismos, a partir de la sugerencia de la abstracción, para descubrir —siempre de soslayo— que en la materia no existe la pureza.”
- Texto original publicado en el catálogo de exposición "Correspondencias", Miami, Florida, Estados Unidos, 2003.
- Ver imágenes en jordiboldo.com en el apartado Galerías / "Correspondencias".
De la serie Correspondencias
Selección de cartas de Jordi BoldóPor Jorge Reynoso Pohlenz
Correspondencias es una serie inconclusa de pinturas sobre papel con un formato único; el artista considera culminarla con una centena de Cartas, nombre genérico de los elementos de la serie. Las Cartas son pinturas con valores autónomos que, como sugiere el título de la serie, contienen elementos –técnicos, cromáticos, formales– que las vinculan más allá de su formato, pudiéndose organizar, como en el caso de esta selección, agrupamientos de ellas recalcando algunas de sus correspondencias que, no obstante de ciertos atisbos figurativos, no pretenden constituirse como una narrativa. Si bien estas cartas no cuentan historias concretas, la referencia epistolar de la serie y las obras no es gratuito, sino que implica un deseo del autor de imponerse un proceso de trabajo con un esquema definido, con un repertorio al mismo tiempo variado y fijo de técnicas y materiales, concentrado en un soporte que, como el papel, permite una manipulación más ágil que la tela en bastidor; un proceso que, similar al epistolar, se concibe como un diálogo íntimo, comentado o respondido entre una y otra carta, desarrollando, variando, cancelando e inaugurando motivos de expresión. Si bien son visibles algunos gestos de grafito y frecuentes los esgrafiados, la elección del papel como soporte no ha orientado a Boldó (Barcelona, España, 1949, mexicano desde 1957) hacia las técnicas del dibujo: óleos, cera y pigmentos son aplicados con la mano, espátulas y atomizadores, recurriéndose también a esténciles, pegotes y otros recursos pictóricos. Sin embargo, el aspecto final de las obras no es la de un ensamblado ecléctico, produciendo la mixtura técnica una obra fluida y coherente a la mirada. Sin pretender estas Cartas abrigar la energía y ponderación que demanda el gran formato, su fluidez, soltura y espontaneidad son un testimonio de la capacidad madura de ejecutar y expresar alcanzada por Boldó. Asimismo, es claro que esta soltura ha encontrado la gracia del desenfado: el soporte elegido tolera un grado máximo de textura y materia menor al del lienzo, de la misma manera que el tono íntimo de una carta es ajeno a los rigores estilísticos de un documento público. Como se ha mencionado, estas misivas pictóricas han admitido ciertos guiños figurativos, y la mirada curiosa e imaginativa puede encontrarse con sugerencias de casas, caminos, ojos, mapas, paisajes, espacios. Es fácil congraciarse con estas obras, elegir una de ellas como favorita y permitir que accedan a un particular y entrañable territorio de nuestra sensibilidad, como esas cartas que, antaño, se extraían del cajón privado para ser frecuentemente releídas. Estas cartas también pueden ser compartidas y combinadas, como las de las barajas del juego y la adivinación, permitiendo las numerosas combinatorias, curiosos hallazgos y estimulantes experiencias lúdicas.
- Texto original publicado en el catálogo de exposición Correspondencias, Galería de Arte del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, México, 2004.
Haber Jordi, un comentario por lo que publicaste en el Diario de Querétaro (24/06/08); no se si el sentido de tu comentario vaya en en el sentido o en la expresión artística, como eres pintor; sin embargo como AUTÉNTICO QUERETANO, debo decirte algunas cosas, creo que eres la PERSONA MENOS INDICADA para decirnos lo que está bien y lo que está mal en nuestra ciudad, en cuestión de TODO; porqué no te regresas a tu ciudad, al parecer no la haces allá y por eso estas aquí, es decir no eres reconocido ni en tu propia ciudad de origen (eres un advenedizo de tantos) no se si seas de alguna corriente política, pero la gente como tú que viene a criticar lo que no conoce creo que no debe estar aquí, regrésate a tu país no nos haces falta, aquí hay auténticos ARTISTAS MEXICANOS y no caricaturas hechizas como tú, allá a tu ciudad y tu país ve i (de catalán) diles que tumben la basilica de barcelona, la capilla de santa agueda y otros que por lo que he visto afean tu ciudad.
ResponderEliminarPor último: ¡ VÉTE DE AQUÍ LA GENTE COMO NO ESTA BIEN AQUÍ, VETE LARGATE ! DE AQUÍ, DE VERAS TE LO PEDIMOS LOS QUERETANOS AUTÉNTICOS DE ESTAS TIERRAS !