2 de abril de 2010

El privilegio de pintar



A diferencia de aquéllos que pregonan la muerte de la pintura, yo pienso que su decadencia no está tanto en ella misma, sino, más bien, en los propios pintores que la hemos descuidado. De cualquier forma, ser pintor es todavía un privilegio, más ahora que se puede estar fuera de la moda y lejos de los escaparates. Sin embargo, y por muchas razones, debo reconocer que no son buenos tiempos para este oficio, por lo que a veces quisiera tirarlo todo y dedicarme a otra cosa. Me detiene el saber que gracias a esta actividad pude conquistar —como muchos otros— un territorio, un espacio personal y provocador que me acomoda bastante bien, que me ha hecho feliz, y que aún me sirve para conocerme y comunicarme con los demás a través de un entretenido juego (mágico e inconsciente) de historias ocultas.

4 comentarios:

  1. ¡Y tanto que es un privilegio! Como todas las Artes, con mayúscula, y tener don para ellas es una suerte para el que las posee y que debe de cultivar para provecho de todos.
    Un saludo

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  2. Un privilegio, ciertamente. Los pintores somos una especia amenazada, sin embargo habemos varios escondidos en santuarios. No habra que esperar mucho para que salgamos otra vez, con todas las fuerzas... confio en ello.

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  3. Ya lo creo.
    No es poco.
    Aunque querer tirar los pinceles contra la pared debe ser una tentación potente.
    Habrá que resistir?
    Habrá que cambiar?
    Diría que estoy en las antípodas, recién a mis treinta descubrí cuál era mi más fuerte pasión y aún andamos en la etapa del enamoramiento.
    Será.
    Saludooo!

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  4. A mi me pasa lo mismo que lau, estoy en mi etapa de enamoramiento, pero a veces me decaigo, como todo amor que tienen sus días difícil.

    Saludos

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