El pasado viernes 25 de julio de 2014, en Sesión Solemne de Cabildo, me fue entregada la Presea Germán Patiño Díaz que el H. Ayuntamiento de Querétaro otorga a personas que han invertido su talento y esfuerzo en favor de la creación, promoción y difusión de las artes, así como al incremento del acervo cultural en el Municipio.
Vivo en Querétaro desde hace 30 años. En esta
ciudad eché raíces y tuve la fortuna de poder dedicarme en cuerpo y alma a lo
que más me gusta: la pintura. Desde siempre, esta actividad estuvo cerca de mí,
ya fuera como promesa o como necesidad, pero fue aquí, en Querétaro, donde la
pintura se convirtió esencialmente en mi forma de vida.
A mediados de los 80’, mi madre, mi hermano y yo llegamos a
este lugar. Los tres nos enamoramos de la ciudad, y me atrevería a decir que
cada uno, a su manera, se comprometió con Querétaro dando lo mejor de sí en
favor de su cultura. Hoy, mi madre y mi hermano ya no están con nosotros, y por
eso quiero dedicarles este reconocimiento. Quizá ellos me hubieran bromeado por
aceptarlo, y yo —seguramente— se los hubiera agradecido; en mi casa siempre
fuimos antisolemnes.
Hoy recibo esta presea con orgullo. Es para mi una alegría
y un honor.
Agradezco a quienes me la otorgan, y agradezco también,
todo el cariño de mis amigos y familiares. Pero sobre todo, le doy gracias
a Esmeralda, mi mujer, por su aliento y su luz para seguir adelante.