
Hoy que cumplo sesenta años recuerdo una vieja canción de Silvio Rodríguez que decía: ¿por qué se vive cuando se pasa de los sesenta? yo no lo sé, tendría que llegar allá. Pues yo, ya llegué, y si bien es cierto que es una edad poco usual para debutar en algo, espero —aunque suene algo ridículo— que me pasen, todavía, cosas extraordinarias y diferentes. Acepto de buena gana los deterioros, pero quiero seguir viviendo con ilusiones y empezar cosas nuevas. No creo que diga esto por tontería o inmadurez. Pienso, de verdad, que aún me queda mucho por hacer.