Creo que tu casa, como la mía es nuestro idílico retorno a nuestra naturaleza..., esa otra de la que creo que hablas, sólo quedan reminiscencias en los genes..., habría que involucionar o evolucionar (según se mire).
Dejo aquí este comentario sobre una entrada anterior.
El mundo se divide en Hacedores y críticos.
Los Hacedores del Arte son sensibles, apasionados y no es raro que trabajen a toda máquina.
Los críticos son vagos, fríos y completamente inútiles.
No deja de maravillarme que los críticos de profesión (y también los críticos improvisados) no terminen de entender que la belleza está en el ojo del observador.
Nota: Estoy hablando sólo de la belleza.
«Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira», dijo Ramón de Campoamor.
El niño, el adolescente y el inmaduro, creen que lo único que tiene valor o belleza, es lo que ellos valoran o disfrutan. El resto es basura. Se ríen de los gustos de los otros. Creen que todos están equivocados, menos ellos. En ese sentido, al menos, no han dejado la infancia.
Creo que tu casa, como la mía es nuestro idílico retorno a nuestra naturaleza..., esa otra de la que creo que hablas, sólo quedan reminiscencias en los genes..., habría que involucionar o evolucionar (según se mire).
ResponderEliminarYo también prefiero mi casa.
Felisa
Por supuesto,Jordi
ResponderEliminarSobre todo sí tu casa posee todas las comodidades, idílicamente hablando
salut i peles
Si es que el avance está en algunas cosas, como la calefacción y el agua caliente. ;)
ResponderEliminarDejo aquí este comentario sobre una entrada anterior.
ResponderEliminarEl mundo se divide en Hacedores y críticos.
Los Hacedores del Arte son sensibles, apasionados y no es raro que trabajen a toda máquina.
Los críticos son vagos, fríos y completamente inútiles.
No deja de maravillarme que los críticos de profesión (y también los críticos improvisados) no terminen de entender que la belleza está en el ojo del observador.
Nota: Estoy hablando sólo de la belleza.
«Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira», dijo Ramón de Campoamor.
El niño, el adolescente y el inmaduro, creen que lo único que tiene valor o belleza, es lo que ellos valoran o disfrutan. El resto es basura. Se ríen de los gustos de los otros. Creen que todos están equivocados, menos ellos. En ese sentido, al menos, no han dejado la infancia.
Un saludo.